Thursday, February 11, 2016

¿Qué puede aprender América Latina del crecimiento económico de China?

En el periodo de gobiernos de izquierda, Latinoamérica logró una ‘revolución de distribución’ fundamental, beneficiando a enormemente a los pueblos del continente.

De acuerdo con reportes del Banco Mundial en el 2013, ‘por primera vez, existió una década donde aumentó el empleo y disminuyó la desigualdad salarial en la región, lo cual contribuyó a una reducción sin precedentes de la pobreza y un incremento de la prosperidad para todos los estratos de la sociedad...los ingresos promedios de Latinoamérica han subido más de 25% en el nuevo siglo. Junto con los ingresos más bajos aumentando más rápido que el promedio regional, es el 40% más pobre que se ha beneficiado más.’ (traducción no oficial)

Entre 1999 y 2012, 31 millones de personas de Latinoamérica han salido de la pobreza extrema, de acuerdo a las definiciones del Banco Mundial de $1.90 diario en términos comparables a nivel internacional (paridad de poder adquisitivo según precios de 2011). Durante el mismo período, 52 millones de personas salieron de la pobreza definida de acuerdo a un gasto diario de $3.10, medido en las mismas unidades.

La base de este enorme progreso social fue un crecimiento económico acelerado, en comparación a la catástrofe económica generada a fines del siglo XX a causa de las políticas neoliberales. Hasta 1993, el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita en los países latinoamericanos en vías de desarrollo se mantuvo por debajo de las cifras registradas en 1981. En 1998, el crecimiento promedio anual del PIB per cápita aún era sólo de un 0.9%, utilizando un promedio de cinco años para evitar la fluctuaciones de corto plazo. 

Sólo posterior a la elección del presidente venezolano Hugo Chávez en 1998, seguido por una ola de líderes de izquierda, el crecimiento económico tuvo una gran aceleración. En el 2007, el promedio de crecimiento anual del PIB per cápita, de cinco años, había alcanzado 2.8%, un aceleramiento donde se destacan Venezuela con 5.7% y Argentina con 7.7%. La ‘revolución de distribución’ de los gobiernos de izquierda aseguró que los beneficios de este crecimiento económico sean compartidos entre la población latinoamericana.

Desafortunadamente, la adversidad económica ha impedido que esta ‘revolución de la distribución’ no esté acompañada de una ‘revolución de producción’, es decir, la habilidad de sostener un fuerte crecimiento económico en tiempos de tendencias económicas negativas a nivel mundial. De acuerdo a estadísticas más recientes, el crecimiento del PIB en Argentina ha caído a un 0.5% y el de Brasil a -1.7%.

Debido a las consecuencias del desaceleramiento económico, la derecha triunfó en las últimas elecciones presidenciales en Argentina y en las elecciones parlamentarias en Venezuela, mientras que en Brasil, grupos opositores intentan enjuiciar y destituir a la Presidenta.

Esto es bastante grave, ya que mientras que las fuerzas que apoyan estas transiciones políticas se presentan como fuerzas ‘centristas’ para fines propagandísticos, las medidas económicas que implementan son netamente neoliberales y han generado desastres económicos en distintos lugares, no solo en Latinoamérica. El fracaso de mantener el crecimiento económico en un escenario adverso ha desatado estos retrocesos.

Aunque estoy trabajando en China, sigo los acontecimientos en Latinoamérica en detalle, y he viajado allá en distintas ocasiones, incluyendo dos veces para asistir a conferencias con el Presidente Chávez. A partir de esta experiencia, creo que es fundamental que la izquierda Latinoamericana estudie la economía china, no para aplicar de forma calcada el modelo chino, sino para entender que hay procesos económicos claves que operan en él y que se pueden aplicar a Latinoamérica. 

China logró exitosamente una ‘revolución de la producción’. Durante un periodo de cuatro décadas, la economía china creció por sobre el 8%, pasando de ser uno de los países más pobres al umbral de ‘economía de altos ingresos’, según estándares internacionales. Esta fue la ‘revolución de producción’ más grande de la historia, incluso posterior a la crisis financiera internacional de 2015, China logró un crecimiento del 6.9%.

Contraria a la típica creencia estadounidense, el crecimiento chino no fue en beneficio de los más ricos, sino de la gente común. China logró sacar a 728 millones de personas de la pobreza, según estándares del Banco Mundial. En el 2015 la inflación promedio, ajustado al ingreso disponible de la población china, subió en un 7.4%. Es este tipo de ‘revolución de la producción’ que necesita Latinoamérica.

Las diferencias entre Latinoamérica y China son claras. Los métodos estadísticos modernos utilizados por las Naciones Unidas y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), demuestran que más de la mitad del crecimiento del PIB per cápita es debido a la inversión fija. De este modo se explica el rápido crecimiento de China: en 2014, la inversión fija sumó un 44% del PIB. La baja inversión en Latinoamérica hace imposible lograr y mantener un crecimiento acelerado en circunstancias adversas: la inversión en Argentina equivale al 17% de su PIB, en Brasil es de un 20%, Venezuela un 22%. Ecuador, sin embargo, tiene un nivel bastante más alto, sumando un 28% de su PIB.

El contraste es aún mayor si se toma en cuenta la devaluación del capital. El ahorro neto, disponible para mayor inversión, suma un total del 32% del ingreso bruto de China, mientras que en Argentina es un 7% y en Brasil es un 5%. Algunos países, como Bolivia y Ecuador, han logrado un 15% pero esto sigue siendo inferior al nivel chino. De este modo, se hace imposible el crecimiento acelerado y paquetes de estímulo anticíclicos, con estos bajos niveles de inversión fija.

La clave del ‘modelo chino’ está claro. China tiene sectores públicos y privados pero no es una ‘economía mixta’, según la definición occidental. En estas economías, domina el sector privado, mientras que la definición oficial china está marcada por un ‘posicionamiento dominante del sector público.’

El modelo de China también se puede expresar en la terminología occidental por los conceptos de Keynes: ‘El deber de ordenar el volumen actual de inversión no puede dejarse en manos privadas,’ es necesario apuntar hacia un ‘nivel de inversión socialmente controlado’, lo cual requiere una ‘socialización un tanto comprensiva de la inversión’.

El ‘modelo chino’ no eliminó el sector privado, sino que hizo de la inversión estatal, su fuerza productiva principal, con el sector privado también beneficiado con el crecimiento. La habilidad de China de mantener un sector estatal que no administre la economía pero que sea suficientemente grande como para mantener y controlar los niveles de inversión económica explica el éxito de China. En este modelo económico, que no elimina el sector privado pero que está guiado por altos niveles de inversión pública, el que explica el rápido crecimiento de China y lo diferencia del modelo de la mayoria de paises latinoamericanos.

Por lo tanto, para el logro del éxito económico, el ejemplo chino de la ‘revolución de producción’ debería reemplazar la ‘revolución de distribución’, la cual, y con justa causa, enorgullece a la izquierda latinoamericana.

John Ross es catedrático emérito en el Instituto Chongyang de Estudios Financieros, en la Universidad Renmin de China en Beijing.

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Este contenido ha sido publicado originalmente por teleSUR bajo la siguiente dirección:
 http://www.telesurtv.net/opinion/Que-puede-aprender-America-Latina-del-crecimiento-economico-de-China-20160127-0041.html.

Thursday, August 11, 2011

¿Qué hay tras la renovada crisis económica internacional y qué políticas se requieren para enfrentarla?

Ante la llegada de una nueva vuelta de la crisis financiera internacional, es necesario hacer un análisis de sus determinantes en general, su curso y las políticas necesarias para enfrentarla. Esta es la meta de este artículo.

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Por segunda vez en tres años, casi todas las partes de la economía mundial están siendo sacudidas por una renovada crisis económica y financiera. La causa inmediata más importante no es el hecho de que Standard and Poor’s rebajara la calificación de crédito de Estados Unidos ni las luchas políticas entre el presidente Obama y los republicanos en el Congreso, sino la débil recuperación económica de Estados Unidos, las crisis de deuda cada vez más extensa en Europa, las consiguientes pérdidas de 8 mil millones de dólares en los mercados bursátiles internacionales para el 9 de agosto, que impactaron los balances y el gasto, el descenso continuo de los precios de la vivienda en Estados Unidos y una nueva crisis en desarrollo del sistema bancario.

Razones para la reaparición abierta de la crisis

La razón por la que reapareció la grave crisis y que determina su dinámica es la incapacidad de las políticas de los gobiernos de Estados Unidos y europeos para resolver los problemas que provocó el colapso financiero de 2008. Las políticas que se han aplicado desde entonces, las mismas que se adaptaron para enfrentar acontecimientos económicos mucho menos importantes que los que ocurrieron, postergaron el estallido de la crisis sin eliminar las causas que subyacían a ella. Como resultado, el foco de la crisis se movió, pero esta no se resolvió.

La causa inmediata del colapso financiero de 2008 fue una acumulación insostenible de deudas del sector privado estadounidense, lo que estaba ocurriendo debido al intento de mantener el crecimiento de la economía de ese país y garantizar la estabilidad política sosteniendo los niveles de vida en Estados Unidos. Para el cuarto trimestre de 2007, el pico de la expansión económica estadounidense, el total de la deuda del gobierno, empresas no financieras privadas y hogares en Estados Unidos, llegó a 218 por ciento del PIB de ese país (Figura 1). El que la acumulación fundamental de la deuda fuese privada y no del Gobierno queda demostrado por el hecho de que la deuda de empresas no financieras y hogares fue equivalente a 168 por ciento del PIB, en comparación con 51 por ciento del PIB para la deuda del Gobierno, es decir, la deuda privada alcanzó más de tres veces la del Gobierno.

Figura 1

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Leyendas: Deuda estadounidense por sector

- Total interna no financiera

- Total gobierno

- Total privada interna

Fuente: Cálculos a partir de datos de la Reserva Federal y la Oficina de Análisis Económico

Los aumentos de las tasas de interés que se introdujeron a comienzos de 2008 para enfrentar la inflación hicieron que el sector privado en Estados Unidos fuese incapaz de financiar la carga de esta deuda. La crisis de las hipotecas de alto riesgo fue simplemente el eslabón más débil en la cadena de la excesiva deuda privada en general de Estados Unidos.

En 2008, la incapacidad del sector privado estadounidense para cumplir sus obligaciones de deuda, con las caídas subsiguientes de los valores de los activos, inicialmente en las viviendas y luego en acciones y otros instrumentos financieros, acabó con los balances de las instituciones financieras de Estados Unidos. El sector financiero estadounidense en general cayó en la insolvencia. Por lo tanto, fue necesario que un instrumento financiero más centralizado y fuerte, el Estado, saliera al rescate del sistema financiero privado, mientras ocurría un proceso similar en otros países. La nueva crisis estalló debido al riesgo de que las herramientas disponibles para los propios países europeos y Estados Unidos sean insuficientes para restituir la estabilidad.

Transferencia de la deuda del sector privado hacia el sector público

Los datos de la deuda reflejan claramente el proceso de transferencia de la excesiva deuda privada original de Estados Unidos hacia el sector público; los cambios de la deuda estadounidense desde el pico del ciclo de negocios previo se muestran en la Figura 2.

Después de que se iniciara la caída de la economía estadounidense en 2008, la carga general de la deuda de ese país creció, alcanzando 247 por ciento del PIB en el tercer trimestre de 2009; estos cambios reflejan el descenso en el PIB de Estados Unidos así como la deuda creciente. Desde entonces hasta el primer trimestre de 2011, fecha de los últimos datos disponibles, la deuda estadounidense cayó solo marginalmente hasta 243 por ciento del PIB, todavía 26 puntos porcentuales por encima de los niveles antes de la recesión.

Sin embargo, la infraestructura interna de la deuda estadounidense cambió. La deuda del sector privado en Estados Unidos alcanzó un pico de 180 por ciento del PIB en el segundo trimestre de 2009. Luego cayó hasta 163 por ciento del PIB, todavía 5 puntos porcentuales por encima de su nivel antes de la recesión. Pero cualquier caída reciente en la deuda del sector privado ha sido compensada casi por completo por los aumentos de la deuda del Gobierno provocados por déficits presupuestarios que superan el 10 por ciento del PIB.

Figura 2

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Leyendas:

Deuda estadounidense por sector

Cambio en porcentaje del PIB desde 4T07

- Total

- Hogares

- Empresas no financieras

- Gobierno

Fuente: Cálculos a partir de datos de la Reserva Federal y la Oficina de Análisis Económico

Por ende, Estados Unidos simplemente “nacionalizó” el problema de su deuda, sustituyendo deuda privada por deuda pública. Los mecanismos a través de los cuales ocurrió este fenómeno fueron las consecuencias indirectas de la crisis financiera, mientras que la recesión hacía subir los pagos por bienestar social y bajar las recaudaciones fiscales, así como de la transferencia de fondos al sector privado en rescates de bancos y medidas similares. John Mauldin y Jonathan Tepper, por lo tanto, lo plantearon acertadamente en su libro Endgame: “La deuda está desplazándose de los balances de hogares y consumidores hacia el Gobierno. Si bien el superciclo de la deuda se refería al incremento insostenible de la deuda en el sector privado, el juego final es la crisis que veremos en la deuda del sector público”. (p.25)

En pocas palabras, aunque la crisis de Estados Unidos podría tener actualmente forma de un déficit público y un problema de deuda, los orígenes del problema yacen en el sector privado y el problema de la deuda del Gobierno es la consecuencia de la nacionalización de la deuda del sector privado.

La crisis de la deuda europea

Europa siguió un camino parecido al de Estados Unidos, pero en este caso, algunos países, por ejemplo, Grecia e Italia, acumularon enormes deudas públicas, además de las privadas en España y otros países. La situación de Europa tiene un potencial todavía más peligroso que la de Estados Unidos, pues la Reserva Federal tiene mayores recursos que el Banco Central Europeo y el Estado está en capacidad de reaccionar en forma más centralizada que la estructura descentralizada que crearon los diferentes estados de la Unión Europea.

El Banco Central Europeo no cuenta con los recursos suficientes para poder enfrentar una propagación de la crisis de la deuda hacia las mayores economías de Europa, como la de España e Italia. Ante la exposición de los bancos europeos a la deuda nacional, la propagación de la crisis de los estados soberanos europeos hacia las economías más grandes comprende, por ende, el potencial de hacer caer el sistema bancario europeo. Por esta razón, las tasas de interés activas interbancarias europeas han estado subiendo en una serie de países, lo que refleja la disposición cada vez menor de los bancos a otorgarse créditos entre ellos, las tasas para seguros bancarios han sido extremadamente elevadas en unos cuantos países y los precios de las acciones bancarias han registrado un marcado descenso tanto en Europa como en Estados Unidos.

Kenneth Rogoff, autor del notable estudio cuantitativo de la crisis de la deuda, This Time is Different, y antiguo economista jefe del FMI, resumió en forma precisa la situación en el sector financiero:

‘Titularización, finanzas estructuradas y otras innovaciones han interconectado de tal manera los diferentes actores del sistema financiero, que es básicamente imposible reestructurar una institución financiera por separado. Se necesitan soluciones para el sistema como un todo… el sistema financiero sigue en los respiradores del Gobierno… en Estados Unidos, el Reino Unido, la eurozona y muchos otros países hoy en día.

La mayoría de los bancos más grandes del mundo están básicamente insolventes y dependen en la continuidad de la ayuda gubernamental y de préstamos para mantenerse a flote. Muchos bancos ya reconocieron sus pérdidas ilimitadas en hipotecas residenciales. Sin embargo, a medida que se profundiza la recesión, los balances bancarios seguirán sufriendo los embates de una oleada de defaults en bienes inmuebles comerciales, tarjetas de crédito, capitales privados y fondos de cobertura. Mientras los gobiernos traten de evitar la nacionalización directa de los bancos, se verán forzados a realizar segundas y terceras capitalizaciones.

Incluso el extravagante rescate del gigante financiero Citigroup, en el que el Gobierno estadounidense ha puesto 34 mil millones de dólares de capital y ha respaldado pérdidas superiores a 300 mil millones de dólares en créditos bancarios, podría resultar a la larga inadecuado”.

Las luchas políticas son el síntoma de la crisis renovada y no su causa

Ante la magnitud de la situación de la deuda, ninguno de los medios empleados para atacar el problema de la deuda en Estados Unidos y Europa puede evitar fuertes dolores económicos. El tema de la lucha política que se ha desatado nos es otro sino cómo se debería compartir este dolor. Las luchas políticas que han tenido lugar, por ejemplo entre el presidente Obama y los republicanos en el Congreso, o entre el Gobierno alemán y otros estados europeos, son, por lo tanto, no la causa de la crisis económica renovada, sino su consecuencia. No obstante, un análisis de las diferentes respuestas conduce directamente al tema de las políticas necesarias para enfrentar la crisis económica y financiera.

La necesidad de registrar déficits presupuestarios

Las fuerzas con la ideología más derechista, las llamadas “Tea Party” estadounidenses, y las europeas comparten las opiniones de los conservadores británicos; defender la posición de limitar la acumulación de deuda pública mediante la reducción radical del gasto público. Esta posición se vincula a una teoría que postula que el estado está “desplazando” al sector privado. Todo este análisis es falso. Debido a las gríngolas ideológicas, el mismo no puede ver que el origen de la crisis radica en la deuda del sector privado. Esto es sumamente peligroso en términos de política económica.

El principal motor del paso de deuda excesiva a recesión es la caída de la inversión privada. Tal como se desprende de la Figura 3, toda la caída del PIB en las economías del G7 entre el primer trimestre de 2008, el pico del ciclo de negocios previo y el primer trimestre de 2011, los últimos datos de los que se dispone, se explica por el descenso de la inversión fija. En términos de la paridad de poder adquisitivo (ppa) a precios fijos, la caída del PIB en el G7 fue de 381 mil millones de dólares y en la inversión fija fue de 591 mil millones; la caída de la inversión fija puede ser mayor que la del PIB, pues la misma resulta compensada por los aumentos del consumo del Gobierno y hogares.

Figura 3

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Leyendas:

Cambio de componentes del PIB

1T08 – 1T11, millones de dólares estadounidenses en ppa a precios fijos

- PIB

- Inversión fija

- Comercio neto

- Consumo privado

- Consumo público

Fuente: Cálculos a partir de datos de las Cuentas Nacionales Trimestrales de la OCDE

La teoría del “desplazamiento” sostiene que los recursos empleados para financiar el déficit presupuestario se utilizarían para generar expansión económica si se liberaran hacia el sector privado; por ejemplo, el analista financiero estadounidense John Mauldin señala que “la creciente deuda del Gobierno desplaza los ahorros necesarios para la inversión privada, lo que es un factor real para el aumento de la productividad”. (p. 59)

Sin embargo, reducir los déficits presupuestarios a través de la disminución del gasto público no puede crear una salida económica en las condiciones actuales. Reducir los déficits presupuestarios hace decrecer la demanda. Pero los recursos liberados hacia el sector privado se utilizan para pagar la deuda, por tanto, el gasto privado no aumentará lo suficiente para compensar la caída del gasto público. La demanda total caerá y aumentarán las presiones de la recesión.

En pocas palabras, es vital sostener en el corto plazo el gasto por déficit presupuestario, incluso buscando mantener o expandir el consumo. Más adelante se analiza el gasto público en inversión. Los intentos de reducir de manera inmediata los déficits presupuestarios deben resistirse con firmeza. Los países que enfrentan una desaceleración económica deberían registrar, o aumentar, los déficits presupuestarios para compensar la escasez de demanda del sector privado.

Richard Koo, en sus importantes títulos Balance Sheet Recession y The Holy Grail of Macroeconomics, ha abordado acertadamente analizando la experiencia de la lucha de décadas contra las consecuencias del excesivo endeudamiento de Japón. Koo señala lo siguiente:

“Lo que diferencia la Gran Recesión de Japón de la de los Estados Unidos es que el PIB japonés se mantuvo por encima de los niveles pico de la burbuja tanto en términos nominales como reales, pese a la pérdida de demanda corporativa que representó 20 por ciento del PIB y la riqueza nacional que ascendía a 1,500 billones de yenes… El déficit financiero del sector gubernamental experimentó un salto que dejó como legado la deuda nacional que enfrentamos hoy. Pero fue precisamente debido a estos gastos que Japón pudo sostener el PIB en niveles superiores al pico de la burbuja a pesar de los drásticos cambios en la conducta corporativa y una pérdida de riqueza nacional equivalente a tres años del PIB. El gasto público desempeñó un papel crítico en el apoyo a la economía…

Japón quedó con una gran deuda nacional; pero si el Gobierno no hubiese respondido con este tipo de estímulo, el PIB habría caído entre la mitad y un tercio de su pico, y este es un escenario optimista. El PIB estadounidense se redujo 46 por ciento después de que la caída de los precios de los activos destruyera un valor de la riqueza equivalente a la de un año del PIB de 1929 durante la Gran Depresión, y la situación en Japón fácilmente pudo haber sido mucho peor. Este resultado se evitó únicamente porque el Gobierno decidió desde un principio administrar el estímulo fiscal y seguir así por muchos años…

En resumen, el sector privado se vio obligado… a pagar la deuda… Se evitaron consecuencias desastrosas nada más porque el Gobierno tomó el curso de acción opuesto. Al administrar el estímulo fiscal, que también era el paso correcto, el Gobierno logró evitar una caída catastrófica de los niveles de vida de la nación pese a la crisis económica”. (The Holy Grail of Macroeconomics p.p.22-25)

Naturalmente, la forma que asume el déficit presupuestario es sumamente importante per se. El gasto público en el sector de bajos ingresos e ingresos promedio, y en inversión no solo es más justo desde el punto de vista social, sino que es mucho más eficaz como estímulo que los recortes tributarios para los que están bien, es decir, aquellos que ahorran en lugar de gastar una mayor proporción de sus ingresos. Asimismo, el gasto en inversión es mucho más eficaz para expandir la economía que el gasto militar, el cual no añade capacidad productiva. Pero, en general, es necesario combatir las acciones de los conservadores fiscales para reducir el déficit presupuestario en el corto plazo. Como respuesta inmediata a la crisis financiera, los países que enfrentaban la amenaza de un bajón económico deberían iniciar o mantener financiados los paquetes de estímulo, de ser necesario, por medio de déficits presupuestarios.

Déficit presupuestario y el corto plazo

Si bien los déficits presupuestarios con un gran componente dirigido a mantener el consumo son vitales de inmediato para evitar el colapso a corto plazo, no son suficientes, ante los profundos problemas económicos, para relanzar un crecimiento importante, pues no enfrentan el elemento principal que impulsa la baja: la caída de la inversión. Esto se suma al hecho de que pocos países tienen la fortaleza financiera de Japón, lo que le permitió sostener un déficit presupuestario muy grande durante un largo período. La mayoría de los países puede presentar grandes déficits presupuestarios en el corto plazo, pero estos son financieramente insostenibles a mediano plazo.

La política de registrar altos déficits presupuestarios a menudo se califica de manera errónea como keynesiana; errónea pues la inquietud central de Keynes eran los factores que afectan la inversión y no los déficits presupuestarios.1 Paul Krugman en el New York Times, por ejemplo, suele alegar, equivocadamente, que el déficit presupuestario es tanto el tema más importante de la política económica como el centro de las opiniones de Keynes. El economista estadounidense Paul Davidson señala lo siguiente en The Keynes Solution: “Cualquier cosa que aumente el gasto en bienes y servicios incrementa la rentabilidad de las empresas y la contratación de trabajadores” (p.54) Pero esta aseveración es falsa: por ejemplo, un aumento del gasto en bienes y servicios acompañado por incrementos de los costos podría provocar una caída de las ganancias.

Sin embargo, aunque las ganancias se elevaran debido al alza de la demanda, las empresas no podrán revertir las bajas de la inversión, las cuales son el núcleo de la recesión. Keynes señaló que para generar inversión se debe pagar un precio para superar la “preferencia por la liquidez”, es decir, las ventajas de poseer activos en efectivo y otras formas líquidas. En circunstancias de gran incertidumbre, como las actuales, el costo de superar la preferencia por la liquidez podría ser prohibitivo y, por lo tanto, impedirá que haya inversión aun cuando produjera ganancias positivas.

Bajas tasas de interés; necesarias pero no suficientes

Aún más fundamental que la preferencia por la liquidez en la situación actual es que dado el endeudamiento excesivo, las empresas usan sus recursos para pagar deuda, es decir, para fortalecer sus balances, y no para invertir aunque suba la demanda. Por consiguiente, estimular la demanda a través de los déficits presupuestarias podría evitar colapsos peores en la producción pero no genera aumentos significativos de la producción.

En tales condiciones, las tasas de interés bajas también son insuficientes como política económica para ofrecer unan salida. Las bajas tasas de interés son necesarias para evitar que los pagos de intereses se hagan insostenibles y abrir la puerta al endeudamiento para inversión, pero no conducen a la inversión cuando las empresas están decididas a pagar deuda y no tienen ninguna intención de endeudarse para invertir.

La inflación no es una solución relativamente inocua

En vista de que cualquier solución a la situación actual debe implicar reducir la deuda a mediano plazo, una serie de estados están buscando alcanzar esta meta a expensas de otros países, incluso sin que haya default en los pagos de la deuda. En particular Estados Unidos, a través de reducciones en el tipo de cambio del dólar, reduce el valor real de su deuda a expensas de países que tienen activos en dólares. Sin embargo, es evidente que estas políticas únicamente ayudan a un país a expensas de los otros, pues redistribuyen efectivamente la deuda sin reducir la carga general de la misma.

También es importante desmontar la ilusión que se está planteando en estos momentos de que la inflación sería unan vía relativamente indolora e inocua para reducir la deuda. La idea detrás de la afirmación anterior es que si bien el volumen monetario de la deuda, su valor nominal, permanecería igual, su magnitud verdadera disminuiría. Kenneth Rogoff, por ejemplo, ha indicado lo siguiente:

“Es hora de que los principales bancos centrales del mundo reconozcan que un estallido repentino de inflación moderada sería sumamente útil para rebajar el épico cúmulo de deuda de hoy… En el corto plazo, la inflación moderada, digamos 6% para un período de dos años, no vaciaría los libros, pero sí aminoraría de modo significativo los problemas, haciendo que otros pasos resulten menos costosos y más eficaces”.

Asimismo, el economista británico Will Hutton ha señalado lo siguiente:

“Tal como ha sugerido el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, si las opciones son declarar default de la deuda pública y privada, la persistente debilidad de los bancos, el estancamiento económico (quizá la depresión), o la inflación, entonces la opción menos mala es aceptar la inflación, pero manteniéndola a raya.

En vista de que la inflación de todas maneras se presentará mientras los gobiernos buscan la salida menos mala, la opción, en realidad, está entre aceptarla o no y controlarla o no. Cuando la deuda está en un nivel sostenible y se ha reiniciado el crecimiento, se puede rediseñar el sistema financiero mundial para evitar una repetición y restituir la estabilidad de los precios.

Se trata de una verdad de la que no se puede hablar: tal como me dijera un alto funcionario relacionado con políticas financieras, incluso plantearla en el país o en el extranjero simplemente como un tema de debate es invitar a la desaprobación universal. Pero hay que enfrentar la verdad. Gran Bretaña debería marcar la pauta, tanto para sus propias fortunas económicas como para fijar el nuevo estándar internacional. Como mínimo, debería anunciar un nuevo programa de flexibilización cuantitativa (Quantitative Easing, QE), en efecto imprimir dinero, insistir en que el Banco de Inglaterra use el dinero que imprime para comprar la más amplia serie de deuda privada, e inmediatamente cambiar la meta de inflación de 2% por una meta que permita el crecimiento del PIB monetario, para que el país salga de la trampa de su impagable deuda privada”.2

Sin embargo, alguien tendrá que sufrir la pérdida de recursos reales, provocada por la inflación. Por lo general, se trata de la mayoría de la población pues las tasas de aumento de los ingresos quedan rezagadas con respecto a la tasa de inflación. Desde el punto de vista político, es probable que la estrategia de reducir deuda mediante inflación, por lo tanto, sea drásticamente impopular para cualquiera que sea quien la aplique.

Además, desde el punto de vista económico, la inflación, la cual golpea a la mayoría de la población pues impacta negativamente los niveles de vida, de hecho reducirá el consumo, lo que fortalece la tendencia a la recesión. La inflación tampoco aborda el tema del aumento de la inversión, la trampa a la que llevó la recesión. En pocas palabras, la inflación no es una solución desde el punto de vista político ni económico a una crisis con una profundidad como la que existe actualmente.

Medios indirectos para estimular la inversión

Si se recurre a la salida, no se pueden separar las políticas necesarias del tema de la profundidad de la crisis.

En caso de que la crisis económica actual fuese de dimensiones pequeñas o moderadas, entonces podría efectivamente atacarse por medio de aumentos de los déficits presupuestarios que, en principio, aumentaran o mantuvieran el consumo. Estos déficits expandirían la demanda, mientras que la preferencia por la liquidez, la falta de rentabilidad y los niveles de deuda serían insuficientes para impedir que las empresas respondieran a la expansión de la demanda con un aumento de la inversión; por lo tanto, el resultado sería una recuperación económica considerable. Sin embargo, es evidente que esto no ha ocurrido en la crisis desde el año 2008, a pesar de los grandes déficits presupuestarios que se han registrado.

Dado que los déficits presupuestarios han sido insuficientes, también se ha intentado aumentar la inversión a través de tasas de interés sumamente bajas y buscando reducir la preferencia por la liquidez, la cual es una meta clave cuando se habla de la necesidad de “restituir la confianza”. También está claro que estas medidas no han tenido ningún éxito.

Confrontados con este punto muerto, los comentaristas económicos más lógicos están empezando a abordar la necesidad de elevar la inversión. Esto se centra principalmente en defender medios indirectos tales como deducciones fiscales. Por ejemplo, Joseph Stiglitz indicó recientemente lo siguiente:

“Quienes están preocupados por la escasez de instrumentos de política tienen en parte la razón. La mala política monetaria nos metió en este embrollo, pero no nos puede sacar de él. Aunque se pudiera vencer la inflación que acecha a la Reserva Federal, una tercera racha de flexibilización cuantitativa será mucho menos eficaz que la segunda (QE2). Incluso esto probablemente hizo más para contribuir con las burbujas en los mercados emergentes, mientras que no condujo a una expansión de préstamos o inversiones locales.

El anuncio de la Reserva Federal de que mantendrá el objetivo de la tasa de fondos federales cercana a cero durante los próximos dos años sí transmite su sentido de desaliento con respecto a las penurias de la economía. Pero, aunque lograra detener, al menos temporalmente, la caída de los precios de las acciones, no creará sentará las bases para la recuperación; no son las tasas de interés elevadas las que han impedido el crecimiento de la economía. Las grandes corporaciones están inundadas de efectivo, pero los bancos no han estado otorgando créditos a las empresas pequeñas y medianas. La Reserva Federal y el Tesoro han fracasado miserablemente en sus intentos por reiniciar el crédito, lo que ayudaría mucho más a reavivar el crecimiento que mantener las tasas de interés bajas hasta 2015.

Pero la respuesta verdadera, al menos para países como Estados Unidos que pueden endeudarse a tasas de interés bajas, es simple: usar el dinero para hacer inversiones con un alto retorno. De esta manera se fomentará el crecimiento y se generarán ingresos fiscales, lo que reducirá la relación deuda-producto interno bruto en el mediano plazo y aumentará la sostenibilidad de la deuda. Incluso ante la misma situación presupuestaria, reestructurar los gastos y los impuestos hacia el crecimiento, mediante una reducción de los impuestos sobre nómina, un incremento de los impuestos para los ricos, así como una disminución de los impuestos para empresas que inviertan y un aumento para las que no lo hagan, podrá mejorar la sostenibilidad de la deuda.”

Al identificar la expansión de la inversión como el objetivo clave, Stiglitz no aborda la dinámica central de la recesión. Pero el tema vuelve a ser cuantitativo y a estar relacionado con la profundidad de la crisis: ¿Medidas como deducciones fiscales serán suficientes para expandir la inversión si se agregan a otras políticas como los déficits presupuestarios y bajas tasas de interés? Si la crisis económica no es profunda, serán suficientes. Si la crisis económica, y la necesidad de pagar la deuda, son más fuertes, entonces las medidas indirectas dirigidas a la inversión, por ejemplo deducciones fiscales, no serán suficientes. Las señales actuales, dada la magnitud de los problemas económicos y la carga de la deuda, indican que los medios indirectos para estimular la inversión a través de políticas como deducciones fiscales serán insuficientes para relanzar el crecimiento económico importante.

Medios directos para fomentar la inversión

La salida económica definitiva para superar la situación actual se deriva de las tendencias antes mencionadas. Su eficacia en la práctica quedó demostrada cuando China la usó en su exitoso paquete de estímulo aplicado en 2008, el cual fue seguido por un crecimiento del PIB de más de 30 por ciento en tres años. Keynes también lo analizó y aconsejó. Esto es que el propio estado debe organizar la inversión para superar la realidad o la amenaza de una caída de la inversión. Keynes acotó en The General Theory of Employment, Interest and Money que “Parece poco probable que la influencia de la política bancaria sobre las tasas de interés sea suficiente por sí sola para determinar una tasa óptima de inversión. Por lo tanto, concibo que una socialización más o menos generalizada de la inversión será el único medio para garantizar una aproximación al pleno empleo”. (p. 378)

Este análisis se derivó de las conclusiones prácticas de Keynes con respecto a la relación de la profundidad de la crisis económica y la falta de eficacia suficiente de otros instrumentos económicos. “Solo la experiencia… podrá demostrar la medida en que administrar la tasa de interés puede estimular de modo continuo el volumen apropiado de inversión… Ahora soy un poco escéptico en relación con el éxito de una política meramente monetaria dirigida a influir sobre la tasa de interés…Es peor ver el Estado… asumiendo una responsabilidad aún mayor de organizar directamente la inversión; dado que parece probable que las fluctuaciones de la estimación del mercado de la eficiencia marginal de los diferentes tipos de capital… serán demasiado grandes para poder ser compensadas por cualquier cambio posible en la tasa de interés”. (p.164) Por lo tanto, “Concluyo que no es seguro dejar en manos privadas la tarea de ordenar el volumen actual de inversión” (p.320)

Naturalmente, Keynes no defendía una economía administrada. Pero sí alegó explícitamente en el trabajo General Theory que el estado debería ser capaz de intervenir de modo suficiente para determinar los niveles generales de inversión.

Asimismo, Keynes señaló que “una socialización más o menos generalizada de la inversión” y la “tarea de ordenar el volumen actual de inversión” no significan la eliminación del sector privado, sino que la inversión socializada opere junto con un sector privado: “No es necesario excluir toda clase de arreglos y dispositivos a través de los cuales la autoridad pública cooperará con la iniciativa privada… aparte de la necesidad de controles centrales para producir un ajuste entre la prosperidad para el consumo y la inducción a la inversión, ahora no es más necesario socializar la vida económica de lo que era antes… Los controles centrales requeridos para garantizar el pleno empleo, por supuesto, implicarán una gran extensión de las funciones tradicionales de Gobierno”.(p.378)

El país que más se aproxima a un sistema económico de esta naturaleza es China. Por supuesto, ese país se define a sí mismo como en “la primera etapa del socialismo” y describe su sistema en general como “socialismo con características chinas”. Sin embargo, la pregunta más importante no es si se debería aceptar la forma como China define su propio sistema o si más bien se debería considerar que su economía se está conformando, en rasgos importantes, al sistema descrito por Keynes en su trabajo General Theory of Employment, Interest and Money. Lo importante es entender cómo funciona un sistema económico de este tipo y observar que China ha sido capaz de implantar el paquete de estímulo económico más grande del mundo sin ningún déficit presupuestario insostenible y por qué su política macroeconómica ha salido de la crisis financiera internacional con más éxito que en el caso de Estados Unidos y Europa, y por qué el sistema económico de China ha generado, durante los últimos 30 años, el crecimiento económico más rápido de cualquiera de las principales economías del planeta.

La economía china

La diferencia entre China y Estados Unidos y Europa, por supuesto, radica en la estructura económica. Después de las reformas económicas que introdujo en 1978, China abandonó una economía administrada; sin embargo, no abandonó la capacidad del estado para fijar el nivel general de inversión y mantiene una banca pública que, por ende, se encuentra en una crisis mucho más fuerte que las de Estados Unidos y Europa y a la que se puede ordenar expandir el crédito para sostener los paquetes de estímulo. Por consiguiente, China en realidad pone en práctica el punto de Keynes de que “no es seguro dejar en manos privadas la tarea de ordenar el volumen de inversión actual”. Es decir, en China sí existe una “socialización más o menos generalizada de la inversión”, no en el sentido de que el sector privado haya sido eliminado, por el contario, el sector privado en China es amplio y dinámico, sino en el sentido de que el estado tiene suficientes palancas para determinar el nivel general de inversión. En contraste, en Estados Unidos y Europa, las condiciones esbozadas por Keynes no existen y el sector estatal es insuficientemente grande para proporcionar un estímulo movido por la inversión.

Consecuencias de las diferencias

De nuevo, las consecuencias de estos diferentes factores no se pueden separar del análisis de la propia dimensión de la crisis económica. La estructura económica de China sin duda le imparte una superioridad que le ha permitido evadir serios baches económicos, como quedó demostrado durante la crisis de la deuda asiática en 1997 y en la crisis financiera internacional desde 2008, y mantener una tasas de crecimiento económico muy rápida en el largo plazo. Pero cuán grave será el rezago en Estados Unidos y Europa en comparación con China dependerá de cuán grave sea la crisis.

Si la crisis económica no es profunda, entonces gradualmente en el tiempo, y con una mayor aplicación de las medias de que disponen las economías estadounidense y europea –déficits presupuestarios, bajas tasas de interés, deducciones fiscales para la inversión- se superará la caída de la inversión. China seguirá creciendo más rápidamente, pero Estados Unidos y Europa también reiniciarán el crecimiento. Si la crisis es profunda, entonces solo la adopción de métodos chinos a gran escala de acción directa del estado para poner en movimiento “la tarea de ordenar el volumen actual de inversión” sería suficiente. Sin embargo, para esto sería necesaria una enorme extensión del sector estatal de la economía y, por ende, primero se intentaría con una mayor aplicación de los métodos indirectos disponibles en Estados Unidos y Europa.

Por supuesto, una consecuencia es que en todas estas diferentes circunstancias, China seguirá creciendo a un ritmo mucho más rápido que Estados Unidos y Europa, incluso aunque esta última escape de una nueva recesión.

Conclusión

Las conclusiones realistas que se derivan de la actual renovación de la crisis financiera internacional, en términos tanto del análisis como de las respuestas de políticas requeridas son, por tanto, claras.

· La crisis financiera internacional se ha vuelto a producir porque las políticas económicas para enfrentar la debacle de 2008 en Estados Unidos y Europa no eliminaron su causa verdadera: una acumulación excesiva de deuda en un intento de sostener el crecimiento económico y los niveles de vida en Estados Unidos. Las políticas aplicadas después de 2008 fracasaron porque fueron diseñadas para enfrentar acontecimientos económicos mucho menos graves que los que ocurrieron.

· El efecto de las políticas que se aplicaron después de 2008 ha sido la nacionalización de una gran parte de la deuda que se originó en el sector privado. Por consiguiente, en la mayoría de los casos, y en particular en Estados Unidos, aunque la crisis reapareciera alrededor de las finanzas del estado, los orígenes verdaderos del problema radican en el sector privado.

· El fracaso estratégico para superar la crisis de la deuda genera una fuerte presión hacia una nueva crisis de la banca.

· La crisis de la deuda se propaga por sí sola a la economía real, sobre todo a través de un colapso de la inversión; por ejemplo en el caso del G7, la caída generalizada del PIB se debe a la caída de la inversión fija.

· En el corto plazo, es necesario enfrentar la crisis registrando déficits presupuestarios, y los países que no lo hayan hecho bien podrían tener que introducir gasto que genere ese déficit. China es una excepción, porque su estructura económica le permite lanzar grandes paquetes de estímulo sin déficits presupuestarios debido a su capacidad de estimular directamente la inversión. Solo un puñado de países, sin embargo, tienen un sector estatal suficientemente grande para financiar y poner en práctica programas de inversión de este tipo y, por ende, otros estados tendrán que registrar déficits presupuestarios en el corto y mediano plazo. Sin embargo, si bien estos déficits son necesarios para evitar la fuerte caída económica, la experiencia de los tres últimos años ha demostrado que la crisis económica es demasiado profunda para que los déficits presupuestarios por sí solos estimulen un crecimiento significativo ya que no atacan al corazón de la recesión: la caída de la inversión.

· Se deben mantener tasas de interés muy bajas para poder aliviar la carga de los pagos de interés sobre la excesiva deuda, y para eliminar un obstáculo a la inversión. No obstante, de nuevo la experiencia de los tres últimos años ha demostrado que la crisis económica es demasiado profunda como para que las bajas tasas de interés, por sí solas, reactiven la inversión y el crecimiento económico.

· China tiene la ventaja de que puede estimular directamente la inversión. Igualmente, en otros países están cada vez más conscientes de que el contagio del problema económico radica en las caídas de la inversión. Pero sin un sector estatal suficientemente grande, la mayoría de los otros países no cuentan con los medios para lanzar directamente la inversión. Por lo tanto, se están proponiendo métodos indirectos tales como incentivos fiscales para la inversión y medidas similares. Queda por ver en la práctica, en caso de que estas medidas y métodos se introduzcan, si serán eficaces. Dada la profundidad de la crisis, la probabilidad es que aunque se introduzcan estas medidas, ellas no bastarán para superar suficientemente el bajo nivel de inversión. Por consiguiente, el crecimiento seguirá siendo muy bajo en Estados Unidos y Europa, aunque se pudiera evitar una nueva recesión.

· Por lo tanto, la economía mundial vivirá otro período en el cual la economía china crecerá rápidamente mientras que las de Estados Unidos y Europa seguirán en el mejor de los casos relativamente estancadas.

Notas

1. Ver Ross, J. ‘Deng Xiaoping and John Maynard Keynes’. Soundings Winter 2010.

2. El diario británico The Observer hizo el mismo llamado:

“La única alternativa para el default es la inflación; imprimir dinero por parte de los gobiernos para salir del atolladero en el que están ellos, sus bancos y sus ciudadanos. La pregunta que enfrentarán en los próximos años los encargados de formular las políticas será cuál de las desagradables opciones que tienen enfrente deberán escoger: estancamiento económico, default de la deuda privada y pública junto con una debilidad endémica de los bancos, o inflación descontrolada o administrada.

Las políticas del Gobierno británico están atrapadas en la misma estasis impotente en la que está sumido el resto del mundo, cerrando todas las compuertas, reduciendo el gasto público y endeudándose, y negándose a aceptar las realidades. El Gobierno debería declarar la independencia. Debería abandonar la asfixiante meta de 2% de inflación y cambiarla por una meta para el volumen total de gasto en la economía. Debería prepararse para estimular la economía con más flexibilización cuantitativa, en efecto, imprimiendo dinero, usando el producto para prestar directamente a las agencias públicas y departamentos preparados para levantar el gasto de capital.”

Saturday, August 6, 2011

Debacle financiera y política macroeconómica: por qué Estados Unidos y Europa enfrentan crisis presupuestarias y China no

Los acontecimientos que precipitaron el nuevo colapso financiero fueron la combinación de crisis de deuda y la confirmación del lento crecimiento económico en Estados Unidos. Respecto a estos países, o bien intentaban recortar el déficit (Estados Unidos, Grecia, Italia, Reino Unido) o temían que tendrían que salir a rescatar a aquellos con déficits insostenibles. Pero estos grandes déficits no irían acompañados de un fuerte crecimiento económico, aunque pudiera argumentarse de forma contundente que eran necesarios para conjurar la abrupta recesión económica.1

Actualmente, Japón está abocado a superar las consecuencias del tsunami y del terremoto, aunque también deberá enfrentar pronto la realidad de que, tras décadas de déficits presupuestarios, cuenta con la mayor deuda gubernamental como porcentaje del PIB que cualquier otro país: el doble de la de Estados Unidos.

Al contrario, China en 2008 lanzó el paquete estatal de estímulo económico más grande del mundo para contrarrestar la crisis financiera internacional. Sin embargo, no enfrenta ningún déficit presupuestario de magnitud: este año apenas rondará el 2% del PIB. En realidad, China ha gozado de un rápido crecimiento económico.

Se ha alegado que China aplica el “keynesianismo”, pero si los déficits presupuestarios fueran el aspecto clave para definir tales políticas, entonces es evidente que China no sigue en absoluto el modelo keynesiano.

En honor a la verdad, el quid del análisis de Keynes no radica en abogar por el déficit presupuestario, y en cierta manera China ha seguido una política que se corresponde más con las ideas de Keynes que las que aplican Estados Unidos y Europa. Esto se definirá brevemente a continuación. Pero antes de abordar este aspecto, sería esclarecedor contrastar la naturaleza de las políticas económicas aplicadas en Estados Unidos y Europa en los últimos tres años, por una parte, y en China, por la otra, y analizar por qué ésta última fue capaz de lanzar un paquete de estímulo económico de tal magnitud sin tener un déficit presupuestario significativo.

El verdadero meollo de la Gran Recesión

Para discernir entre las dos políticas: la que se aplica en Estados Unidos y Europa, por una parte, y la que se sigue en China, por la otra, hay que comprender lo que ocurrió realmente durante la “Gran Recesión” posterior a 2008. Se ha efectuado un análisis más extenso en otra parte, pero a manera de resumen, en Estados Unidos y Europa la Gran Recesión estuvo dominada por un colapso en las inversiones. Tomemos el ejemplo más grande: en el segundo trimestre de 2011, el PIB de Estados Unidos seguía estando 56.000 millones de dólares por debajo de su pico en el cuarto trimestre de 2007. No obstante, todos los principales elementos constituyentes del PIB de Estados Unidos, salvo la inversión fija, ya superaban sus anteriores niveles picos: los inventarios alcanzaban 37.000 millones de dólares más, el consumo gubernamental se encontraba 51.000 millones de dólares por arriba, el consumo personal rondaba los 66 mil millones de dólares por encima y las exportaciones netas apuntaban a 159.000 millones de dólares adicionales. Sin embargo, la inversión fija privada se situaba en 388.000 millones de dólares por debajo de su nivel en el cuarto trimestre de 2007. Por ende, toda la merma en el PIB de Estados Unidos se debía íntegramente a la caída en la inversión fija. Estos cambios se muestran abajo en la Figura 1. Existe un patrón semejante en casi todos los principales países desarrollados.

Figura 1

Estados Unidos – Cambio en los componentes del PIB

Del cuarto trimestre de 2007 al segundo trimestre de 2011, en miles de millones de dólares a precios de 2005

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[Columna derecha del gráfico]

- PIB

- Inversión privada fija

- Consumo personal

- Cambios en los inventarios privados

- Consumo gubernamental

- Exportaciones netas

Fuente: Cálculos de la Oficina de Análisis Económico. Cuadro 116

Tal caída en las inversiones, al conducir y mantener el deterioro, produjo un descenso en la renta de personas naturales y jurídicas y, por ende, una caída en los ingresos fiscales, siendo esto último la razón fundamental del déficit presupuestario. El aspecto crucial, tanto para el desarrollo económico como para cerrar la brecha presupuestaria, consiste, por consiguiente, en cómo reimpulsar el crecimiento.

Fue distinta la situación de China y explica por qué no sufrió un déficit presupuestario significativo. China abandonó la gestión administrativa de su economía con las reformas económicas que se iniciaron en 1978, pero sigue contando con un sector estatal bastante grande capaz de recibir instrucciones, como de hecho las recibió, para incrementar la inversión. Por ser los bancos clave propiedad del Estado, pudo ordenárseles que aumentaran su financiamiento a las empresas. No ocurrió lo mismo en Estados Unidos y el financiamiento a las empresas se desplomó. El rápido crecimiento económico que generaran inicialmente las empresas estatales de China estimuló a su vez al sector privado.

El resultado, durante el período crucial de 2008-2009, se revela en la Figura 2. En lugar de caer, la inversión en China se elevó en 420 mil millones de dólares. En consecuencia, no hubo recesión. Bajo el impacto de mayores plazas de trabajo e ingresos a raíz del paquete de estímulo económico, el gasto familiar también se elevó en 160 mil millones de dólares. En consecuencia, pese al efecto combinado de una caída en las exportaciones netas y los inventarios de 160 mil millones de dólares, el PIB de China en 2009 ascendió 440 mil millones de dólares.

Como no hubo recesión, no bajaron los ingresos fiscales y mucho menos se produjo un gran déficit presupuestario. A medida que este proceso continuó, para 2011, el PIB de China se había elevado en más de 30%, o 2,3 trillones de dólares a los precios actuales, en comparación con el nivel previo a la crisis. Al contrario, para el segundo trimestre de 2011, el PIB de Estados Unidos aún se encontraba 0,4% por debajo de su nivel pico en 2007.

Figura 2

China – Cambio en los componentes del PIB

2008-2009, en miles de millones de yuanes

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[Columna derecha del gráfico]

- PIB

- Inversión fija

- Consumo familiar

- Consumo gubernamental

- Inventarios

- Exportaciones netas

Fuente: Cálculos del Anuario Estadístico de China 2010

En Estados Unidos y Europa, los déficits presupuestarios aumentaron por los intentos gubernamentales de reimpulsar el crecimiento. China pudo girar instrucciones a sus empresas y a la banca estatal para que emitieran préstamos, pero el sector estatal en Estados Unidos y Europa es demasiado pequeño para que esto tenga efecto. Solamente estaban disponibles como herramientas de políticas los medios indirectos, tales como la flexibilización cuantitativa (impresión de papel moneda) y los déficits presupuestarios. Ninguno de los dos surgió efecto para reiniciar un rápido crecimiento. Pero fue esta última política la que agravó el déficit. China, debido al rápido crecimiento resultante del estímulo a la inversión, no sufrió ningún déficit presupuestario significativo.

La escala relativa de los problemas económicos en Estados Unidos, Europa y China

Naturalmente, lo anterior no implica que China hubiera escapado a todos los problemas económicos, en especial la inflación en los precios de los alimentos. Sin embargo, estos no llegan al mismo grado de las crisis de déficit presupuestario que golpean Estados Unidos y Europa.

Tampoco estos avances significan que China no hace frente a opciones de políticas económicas. Es imposible juzgar a cabalidad y a priori la magnitud de un paquete de estímulo. El aspecto crucial en 2008, cuando se experimentó la peor crisis económica en 80 años, consistió en actuar ipso facto y enérgicamente para atajar el revés. Esto se logró.

De hecho, tan exitoso fue el estímulo que ya para el segundo trimestre de 2010, el PIB de China había crecido 11,9%: muy por encima del promedio de 9,9% desde que comenzaran sus reformas económicas y sostenidamente elevado. Así mismo, pese a los esfuerzos gubernamentales, difícilmente pueda evitarse que alguna parte del estímulo se derrame hacia áreas no previstas, lo que deriva en una tasa elevadísima de incremento en los precios al consumidor en China.

En el verano de 2010, apareció también la inflación en los precios mundiales de alimentos. China no lo sufrió tanto como los demás países integrantes del grupo BRIC: Brasil, India y Rusia. Pero para hacer frente a tales alzas en los precios se requería el ajuste monetario y desacelerar la economía.

Finalmente, debía abordarse un problema a mediano plazo. Es imposible implantar una enorme expansión del financiamiento, en condiciones de recesión económica internacional, sin que no haya cierto incremento en los préstamos dudosos. Cuando el gobierno de China lanzó el paquete de estímulo económico en 2008, previó esto al hacer que la banca aumentara las partidas para los préstamos dudosos y declarar que tendrían que recabar capital adicional. El cálculo del gobierno era sencillamente que el crecimiento económico a gran escala resultante de sus políticas generaría los recursos más que suficientes para asumir el problema de los préstamos dudosos del tipo que se presenta ahora en la deuda municipal, es decir: las ganancias compensarían las pérdidas. Con más de 30% de crecimiento en tres años, la economía de China sencillamente cuenta con los recursos suficientes para acometer los préstamos dudosos.

En resumidas cuentas, la estructura económica de China no induce a la perfección, que existe solamente en el cielo. Pero los problemas que enfrenta son ínfimos en comparación con el déficit presupuestario y la crisis de la deuda generada en Europa y Estados Unidos.

La economía de China ha crecido más de 30% en tres años, mientras que las de Europa y Estados Unidos se mantienen por debajo de sus niveles picos de producción. En consecuencia, es fácil apreciar cuál es la política que ha tenido más éxito.

Descripciones de Keynes y China del sistema económico chino

¿De qué manera se describe un sistema económico como el que opera en China? La misma China, claro está, emplea la terminología marxista para describirse a sí misma como que se encuentra pasando por “la etapa primaria del socialismo” y su sistema en general lo define como “socialismo con características chinas”. Sin embargo, hay otra forma, más familiar en el Occidente, de apreciarlo.2

Keynes en su Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero obviamente no abogaba por una economía administrada.3 No obstante, alegaba explícitamente que el estado tendría que intervenir lo suficiente para determinar el nivel general de inversión: “En conclusión, afirmo que el deber de ordenar el volumen actual de inversión no puede dejarse con garantías de seguridad en manos de los particulares”. (página 320. N. del T.: todas las referencias de las páginas son de la versión en inglés que se indica en las notas al final del texto)

Keynes, es bien sabido, daba mucho peso a los cambios en la tasa de interés en la afectación del nivel de inversión. Pero no creía que esto solo bastara: “Solo la experiencia… puede demostrar en qué medida el manejo de las tasas de interés es capaz de seguir estimulando el volumen apropiado de inversión… Por mi parte, soy ahora algo escéptico respecto al éxito de una política puramente monetaria dirigida a influir sobre la tasa de interés. Espero ver al Estado… asumir una responsabilidad cada vez mayor en la organización directa de las inversiones. La estimación de la eficiencia marginal del capital… parece llamada a sufrir fluctuaciones de una amplitud muy considerable para que se la pueda compensar por las variaciones prácticamente posibles de las tasas de interés”. (pág. 164)

Esto llevó a Keynes a la siguiente conclusión: “parece improbable que la influencia de la política bancaria sobre la tasa de interés sea suficiente por sí misma para determinar otra de inversión óptima. Creo que una socialización bastante completa de las inversiones será el único medio de aproximarse a la ocupación plena”. (pág. 378)

Keynes destacó que: “una socialización bastante completa de las inversiones” y “el deber de ordenar el actual volumen de inversiones” no implicaba la eliminación del sector privado, sino una inversión socializada que funcionara simultáneamente con el sector privado: “aunque esto no necesita excluir cualquier forma, transacción o medio por los cuales la autoridad pública coopere con la iniciativa privada… fuera de la necesidad de controles centrales para lograr el ajuste entre la propensión a consumir y el aliciente para invertir no hay más razón para socializar la vida económica que la que existía antes…Los controles centrales que son necesarios para garantizar la ocupación plena, claro está, involucrarán una gran extensión de las funciones tradicionales de gobierno”. (pág. 378)

Aquí lo primordial no sería plantearnos la interrogante de si deberíamos aceptar la definición que hace China de su propio sistema, o si su economía debería considerarse acorde en aspectos importantes al sistema que describe Keynes en la Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero. Lo primordial sería comprender la manera en que la economía de China funciona realmente, cómo es que ha sido capaz de dirigir el paquete de estímulo económico más grande del mundo sin déficit presupuestario y por qué, en consecuencia, su política macroeconómica ha capeado la crisis financiera internacional con más éxito que Estados Unidos y Europa.

Notas

1. Para un análisis de esta materia, consulte Richard Koo’s The Holy Grail of Macroeconomics: Lessons from Japan’s Great Recession.

2. Puede encontrarse un estudio más detallado de estos temas en Ross, J. ‘Deng Xiaoping and John Maynard Keynes’. Soundings Winter 2010.

3. Todas las referencias de las páginas son de la edición en inglés de The General Theory of Employment, Interest and Money (La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero) de Macmillan, 1983.

Monday, January 12, 2009

Política y economía en Venezuela

Los dos procesos más poderosos que afectarán este año a Venezuela llegarán simultáneamente a principios de 2009: el referendo constitucional para permitir que el presidente Chávez se postule para un nuevo período presidencial y los efectos de la crisis económica que golpeará a todos los países de América Latina.

Los dos están enlazados en forma inextricable. La orientación socialista de Venezuela ofrece al país la posibilidad de defender el nivel de vida del pueblo venezolano y la economía nacional contra las tendencias extremadamente negativas de la crisis financiera internacional. La victoria de la “oposición” y el fin de la orientación socialista del país lo expondrían al impacto total de la crisis financiera internacional, lo que implicaría una severa caída del nivel de vida del pueblo venezolano y un grave daño a la economía nacional.

Las razones para esta cruda y simple selección son fáciles de entender. La economía de Venezuela, igual que la de todos los países de América Latina, sufrirá el impacto de la crisis financiera internacional. Cada uno de los países más importantes del mundo se está viendo obligado a enfrentar esta crisis, y lo está haciendo, a través de aumento del papel del estado en la economía; por lo tanto, la orientación socialista de Venezuela ofrece la mejor oportunidad para confrontar la crisis económica actual.

En contraste, la “oposición”, debilitando o desmontando el papel del estado en la economía venezolana, provocaría, en primer lugar, enormes penurias para el pueblo, pues la crisis económica sería resuelta a sus expensas; en segundo lugar, dejaría la economía nacional de Venezuela debilitada e inerme ante la mayor crisis financiera de los últimos 80 años.

Por lo tanto, la victoria del presidente Chávez en el referendo es vital no solo por razones morales, políticas y sociales, sino por motivos directamente económicos. Por consiguiente, explicar la relación entre el referendo y la opción de Venezuela para enfrentar la crisis económica internacional también es crucial.

A continuación abordaremos en detalle las implicaciones de decidir entre defender los niveles de vida y la economía nacional de Venezuela, a través de la orientación socialista de la economía, o dejar que la población y la economía venezolanas sean golpeadas por la crisis financiera internacional, debido a las políticas de la oposición.

La razón por la que la orientación socialista de Venezuela es una ventaja decisiva frente a la crisis económica internacional se puede entender fácilmente. El núcleo de cualquier recesión, en particular una tan grave como la actual, es la caída de la inversión privada. En una economía privada, las compañías reducirán la inversión, lo que hará que la economía entre en una fuerte espiral descendente. Sin embargo, una economía socialista, como la de China o Cuba, no tienen que permitir que caiga la inversión. Por ende, la decisión entre seguir una orientación socialista en Venezuela, que significa intervenir en forma decisiva en el proceso de inversión para impedir su caída, o tomar otro camino diferente al socialismo y permitir que las compañías privadas arrastren la economía con ellas en su caída debido a la falta de inversión determinará el destino de Venezuela durante la crisis económica actual.

Las consecuencias de una recesión internacional en una economía dominada por la propiedad privada se muestran en las Figuras 1 y 2.

La Figura 1 muestra el desarrollo de los diferentes componentes del PIB interno de Estados Unidos en la crisis económica más clásica de todos los tiempos, la Gran Depresión en Estados Unidos después de 1929.

Figura 1


La Figura 2 muestra los componentes internos del PIB estadounidense al entrar en la recesión económica actual; la similitud entre los dos gráficos es evidente. La magnitud de la caída económica después de 1929, hasta ahora, es, sin duda, mucho mayor que la actual, pero el patrón de la recesión actual es totalmente clásico.

Figura 2



Analizando estas tendencias con mayor detalle se observa que durante la Gran Depresión, la caída del PIB (Producto Interno Bruto) de Estados Unidos fue de 29,7 por ciento. El gasto público en consumo aumentó durante la recesión. La caída del gasto en consumo personal después de 1929 fue muy fuerte, pero menor que la caída general del PIB. La fuerza motriz de la recesión fue el colapso extremo de la inversión en Estados Unidos, la cual se desplomó 73,9 por ciento con respecto a su nivel de 1929. Sin duda, éste fue el elemento más grave de la depresión, el cual, por efectos económicos multiplicadores, propagó sus consecuencias al resto de la economía.

La Figura 2 muestra el mismo patrón en la caída actual de la economía en Estados Unidos. El PIB estadounidense y el gasto del consumo de ese país siguieron aumentando hasta el segundo trimestre de 2008, mientras que el gasto en consumo final del gobierno estadounidense todavía sigue creciendo. Sin embargo, la inversión fija de Estados Unidos empezó a bajar después del primer trimestre de 2006 y para el tercer trimestre de 2008, había caído casi seis por ciento; una baja que se aceleró en forma significativa en el cuarto trimestre de 2008.

La razón por la que el descenso de la inversión impulsa el bajón de la economía es que los diferentes componentes de la “demanda” en la economía están controlados por mecanismos económicos muy diferentes. La inversión es el elemento estratégicamente más vulnerable, debido a la propiedad privada de los medios de producción.

· El nivel del gasto público en consumo está controlado por el estado y, por ende, se pueden tomar decisiones directas para impedir cualquier descenso. En este sector, la orientación socialista de Venezuela ofrece una oportunidad particularmente buena para mantener el nivel de la demanda durante la recesión internacional. En contraste, el deseo de la “oposición” de reducir los programas de protección social provocaría una fuerte caída de la demanda del sector del gasto gubernamental, lo que conduciría a una reducción del nivel de vida de la población y profundizaría de manera significativa las tendencias a la recesión de la economía venezolana.

· El consumo personal está determinado por el objetivo de la masa de la población de tener el mejor nivel de vida posible; el problema más fuerte que afecta el consumo personal es el nivel de ingreso y empleo, no el deseo de consumir. El compromiso del gobierno bolivariano de mantener los niveles de vida de la población venezolana y el uso de la política de estado para alcanzar esta meta, por ende, representan la mejor oportunidad de mantener la demanda de los consumidores. La política de la “oposición”, al no utilizar el estado para mantener el nivel de vida de la población, al crear condiciones en las que el desempleo aumentaría severamente y permitir la exportación de capitales, conduciría a un empeoramiento de las condiciones de vida de la población, lo que no solo es una situación no deseada, sino que provoca un descenso de la demanda de los consumidores, con la consiguiente intensificación de las tendencias a la recesión.

· No obstante, las decisiones sobre la inversión privada no están controladas por el consumo sino por las ganancias. Por consiguiente, la inversión no está controlada por los mismos mecanismos que controlan el consumo personal y público y puede caer prácticamente a cualquier nivel. Tal como ya se indicó, este descenso de la inversión es lo que conduce a la baja de la economía en una recesión. Un gobierno comprometido con la economía privada no puede intervenir directamente para detener el descenso de la inversión ya que los medios de producción están en manos privadas. Pero si el gobierno toma decisiones en el tema de la inversión fuera del control de los propietarios privados de los medios de producción, logra limitar o descartar el hecho de que los medios de producción sean privados. Por consiguiente, en circunstancias de crisis económicas profundas como la actual, si un gobierno acepta un marco en el que la propiedad privada domina los medios de producción decisivos en un país, no será capaz de detener el desplome de la inversión. Al contrario, si el gobierno está determinado a impedir que caiga la inversión, deberá contar con instrumentos suficientemente fuertes, en cuanto al peso del sector estatal de la economía, a fin de detener esta caída.

En consecuencia, si al enfrentar la grave crisis financiera internacional, los sectores decisivos de la economía venezolana están controlados por entes privados, y se sigue una orientación que no sea la socialista, no será posible detener la caída de la inversión ni la crisis económica; la economía venezolana entraría en una fuerte recesión. Por el contrario, el hecho de que en Venezuela importantes sectores de la economía estén bajo el control del estado y su orientación sea socialista significa que el gobierno puede intervenir directamente para mantener los niveles de inversión. Es por esta razón que la posición de Venezuela para resistir la crisis financiera internacional es mucho más favorable de la que tendría si su gobierno no fuese socialista.

Asimismo, estos mecanismos demuestran cómo un país con una economía de mercado socialista, como la China, puede intervenir para evitar, o limitar en gran medida, la caída económica, porque puede intervenir directamente en el proceso de inversión a fin de mantener planes de inversión importantes.

Las herramientas disponibles en este tipo de economías para evitar este tipo de crisis de la inversión son muchas y no se cuenta con ellas en una economía dominada por la propiedad privada. En particular:

· Las compañías estatales pueden recibir instrucciones directas de mantener o aumentar sus programas de inversión.

· Los bancos estatales pueden recibir instrucciones de mantener sus programas de crédito.

· Estos pasos ayudan indirectamente a las pequeñas y medianas empresas, que no deberían ser parte del sector estatal; es decir, la actividad del sector público también favorece al sector privado.

En una economía subordinada a la propiedad privada no se cuenta con este tipo de instrumentos. Por ende, las economías que actualmente están dominadas por la propiedad privada, como las de Estados Unidos y el Reino Unido, están pasando en estos momentos por los siguientes procesos negativos:

· Debido a la crisis financiera, las empresas privadas están reduciendo considerablemente sus programas de inversión, lo que profundiza la recesión.

· Los bancos privados anteponen los intereses de sus accionistas a los de la economía en general y, por lo tanto, reducen el crédito, lo que también conduce a una mayor recesión.

· Debido a esta incapacidad del sector estatal para impedir que caiga la inversión o que se mantengan los niveles de crédito de los bancos, la pequeña y mediana empresa cae en crisis.

La conclusión consiguiente es que para resistir la crisis financiera internacional, Venezuela debe contar con un sector estatal suficientemente grande para poder controlar el proceso de inversión en el país; es decir, debe tener una orientación socialista, lo que sería una parte decisiva de la acción en las tres áreas de la “demanda” en la economía. En este caso se requerirían acciones en estas tres áreas:

· Para evitar una caída general de la demanda, se deben mantener altos niveles de consumo personal.

· Se debe mantener el gasto social del gobierno y podría ser necesario aumentarlo a fin de complementar el alto nivel de demanda de los consumidores.

· Lo más importante, el estado debe tomar fuertes medidas para mantener y aumentar el nivel de inversión con el propósito de compensar la caída de la inversión privada provocada por el efecto de la recesión económica internacional. El objetivo de esta inversión, además de su efecto inmediato en el mantenimiento de la demanda en la economía, debe ser aumentar la eficiencia a largo plazo de la economía y mejorar la calidad de vida de la población. En la mayoría de los países, uno de los medios más eficaces para alcanzar esta meta es un marcado aumento del gasto en inversión en infraestructura (transporte, vivienda, comunicaciones, etc.).

En resumen, la política y la economía serán decisivas para Venezuela a comienzos de 2009. La victoria del presidente Chávez en el referendo, manteniendo la orientación socialista de la economía, permitirá a Venezuela enfrentar la crisis financiera internacional. Una victoria para la “oposición”, que permitiría que Venezuela recibiera en pleno rostro el golpe de la crisis financiera internacional, significaría una caída abrupta de los niveles de vida del pueblo venezolano y un grave daño para la economía nacional de Venezuela.

Politics and economics in Venezuela

The two most powerful processes that will affect Venezuela this year will come together at the beginning of 2009 – the constitutional referendum to allow President Chavez to run for a new term and the effects of international economic crisis which will strike every country in Latin America.

The two are inextricably intertwined. The socialist orientation of Venezuela gives to the country the possibility to defend the living standards of the Venezuelan people and the national economy from the extremely negative trends of the international financial crisis. The victory of the ‘opposition’, and the ending of Venezuela’s socialist orientation, would expose Venezuela to the full force of the international financial crisis with consequent severe fall in the living standards of the Venezuelan people and great damage to the national economy.

The reasons for this stark and simple choice may be clearly understood. Venezuela’s economy, as with all countries in Latin America, will be attacked by the international financial crisis. Every major country in the world is being forced to, and is, meeting this crisis by increasing the role of the state in the economy - Venezuela’s socialist orientation therefore gives the best opportunity to confront this economic crisis.

In contrast ‘the opposition’, by weakening or dismantling the role of the state in Venezuela’s economy, would, first , lead to enormous hardship for Venezuela’s people as the economic crisis would then be resolved at their expense and, second, it would leave Venezuela’s national economy weakened and defenceless confronted with the greatest financial crisis for eighty years.

The victory of President Chavez in the referendum is, therefore, vital not only for social, political and moral reasons but for directly economic ones. To explain the relation between the referendum and the choice for Venezuela in facing the international economic crisis is therefore also crucial.

The detailed working out of the implications of this choice between defending the living standards and national economy of Venezuela, though the socialist orientation of the economy, or of leaving Venezuela’s population and national economy to be struck by the international financial crisis due to the policies of the opposition, will now be considered.

The reason that the socialist orientation of Venezuela is a decisive advantage confronted with the international economic crisis is easily understood. The core of any recession, in particular a very serious recession such as the present one, is the decline in private investment. In a privately owned economy companies will cut investment – causing the economy to enter a deep decline. A socialist economy, such as China or Cuba, however, does not have to let investment decline. Whether Venezuela follows a socialist orientation, which means decisively intervening in the investment process to prevent it falling, or whether it fails to follow a socialist orientation, and allows private companies to drag the economy down through their lack of investment, will therefore determine Venezuela’s fate during the current economic downturn.

What happens in an international recession in an economy dominated by private ownership is shown in Figures 1 and 2.

Figure 1 shows the development of the different components of US domestic GDP in the most classic of all economic downturns – the Great Depression in the US following 1929.

Figure 1



Figure 2 similarly shows the domestic components of US GDP as it enters the current economic recession - the similarity between the two graphs is evident. The dimensions of the economic decline after 1929, so far, are of course far greater than in the current downturn, but the pattern of the current recession is entirely classical in its character.

Figure 2


Stating these trends in more detail during the Great Depression the fall in US GNP (Gross National Product) was 29.7 per cent. Government consumption spending increased throughout the recession. The decline in personal consumption expenditure after 1929 was severe but less than the overall decline in GNP. The driving force of the recession was the extreme collapse of US investment, which declined by 73.9 per cent from its 1929 level. This was by far and away the most severe element of the depression - which, by economic multiplier effects, spread its consequences through the rest of the economy.

Figure 2 shows the same pattern in the current economic downturn in the US. US GDP and US consumer expenditure continued to rise until the second quarter of 2008, while US final government consumption expenditure is still rising. However US fixed investment already started falling following the first quarter of 2006 and by the third quarter of 2008 US fixed investment had fallen by almost six per cent – a decline that will accelerate significantly in the fourth quarter of 2008.

The reason the decline in investment drives the economic downturn is that the different components of 'demand' in the economy are controlled by quite different economic mechanisms. It is investment which is the strategically vulnerable element due to the private ownership of the means of production.

· The level of government consumption spending is controlled by the state - and therefore direct decisions can be taken to prevent any decline. In this sector Venezuela's socialist orientation gives a particularly good opportunity to maintain demand during the international recession. The desire to cut programmes of social protection by the ‘opposition’ would, in contrast, create a severe fall in demand in the sector of government spending – leading to a decline in the living standard of the population and significantly deepening the tendencies to recession in the Venezuelan economy.

· Personal consumption is determined by the aim of the mass of the population to have as good a living standard as possible - the most powerful issue affecting personal consumption is the level of income and employment, not the desire to consume. The commitment of the Bolivarian government to maintain the living standards of the Venezuelan population, and the use of state policy to achieve this, therefore gives the best opportunity to maintain consumer demand. The policy of the ‘opposition‘, by failing to use the state to maintain the living standards of the population, by creating conditions in which unemployment would sharply increase, and by allowing export of capital abroad, would lead to a worsening of the living conditions of the population – not only undesirable in itself but producing a decline in consumer demand that would also deepen the tendencies to recession.

· Private investment decisions, however, are not controlled by consumption but by profit. Therefore investment is not controlled by the same mechanisms as personal and government consumption and can fall to almost any level. As already shown it is this decline in investment which drives the economy downwards in a recession . A government committed to a privately owned economy cannot intervene directly to stop the decline in investment because of private property in the means of production. However if the government takes decisions on investment out of the hands of private owners of the means of production it, in fact, limits or abolishes that private ownership of the means of production. Therefore, in circumstances of deep economic crisis such as the present, if a government accept a framework of dominance by the private ownership of the decisive means of production in a country it will be unable to halt the investment decline. In contrast if the government is determined to halt the decline in investment it must have sufficiently strong instruments, in terms of the weight of the state owned sector of the economy, in order to prevent investment declining.

Consequently, if confronted with the severe international financial crisis, the decisive sectors of Venezuela´s economy are privately owned and controlled, and a non-socialist orientation is followed, it will not be possible to halt the investment decline and economic downturn - Venezuela´s economy would go into severe recession. The fact that in Venezuela important sectors of the economy are state owned, and it has a socialist economic orientation, on the contrary means that the government can directly intervene to keep up investment levels. This is why Venezuela is in a much better position to resist the international financial crisis than if did not have a socialist government.

These mechanisms also show the way in which a country with a socialist market economy, such as China, can intervene to prevent, or greatly limit, the economic downturn – because it can directly intervene in the investment process to maintain high investment programmes.

The weapons available in such an economy to prevent such a downturn in investment are multiple, and not possessed in an economy dominated by private ownership. In particular:

· State owned companies can be directly instructed to maintain or increase their investment programmes.

· State owned banks can be instructed to maintain their lending programmes companies.

· These steps indirectly aid small and medium enterprises, which should not be part of the state sector – that is the activity by the state sector also aids the private sector.

Such instruments are not available in an economy subordinated to private ownership. Therefore at present in economies dominated by private ownership, such as the US and UK, the following extremely negative processes are instead occurring.

· Due to the financial crisis privately owned companies are severely cutting their investment programmes, deepening the recession.

· Privately owned banks put the interests of their shareholders before those of the economy as a whole and thereby cut lending – again further deepening the recession.

· Because of this inability of the state sector to either prevent the investment decline or to maintain bank lending small and medium private enterprises are thrown into crisis.

The conclusion is therefore that to withstand the international financial crisis Venezuela must have a sufficiently large state sector to be able to control the investment process in the country – that is it must have a socialist orientation. This must be a decisive part of action in all three areas of ‘demand’ in the economy. This involves action in three areas:

· In order to avoid an overall decline in demand personal consumption must be maintained at a high level.

· Government social spending must be maintained, and increases may be necessary, in order to complement the high level of consumer demand.

· Most important, strong state measures must be taken to maintain and increase the level of investment in order to compensate for the decline in private investment due to the effect of the international economic recession. The aim of such investment, in addition to its immediate effect in maintaining demand in the economy, must be both to increase the long term efficiency of the economy and to improve the quality of life of the population. In most countries, some of the most effective means to achieve this is a sharp increase in spending on infrastructural investment (transport, housing, communications etc).

In short at the beginning of 2009 politics and economics comes together decisively in Venezuela. The victory of President Chavez in the referendum campaign, by maintaining the socialist orientation of the economy, will permit Venezuela to confront the international financial crisis. A victory for the ‘opposition’, by opening Venezuela to be struck by full force of the international financial crisis, would mean a sharp fall in the living standards of the Venezuelan people and severe damage to Venezuela’s national economy.