Un artículo
publicado anteriormente en este blog abordó el tema del comercio en América Latina a las puertas de la actual crisis financiera internacional y las implicaciones de este patrón comercial para las políticas dirigidas a confrontar la crisis. Este artículo, dentro del contexto general, analiza la situación específica del comercio en Venezuela.
Sin embargo, el tema del comercio no se puede tratar en forma aislada de otros aspectos de la actual crisis financiera internacional al formular las políticas adecuadas. Por lo tanto, vale la pena mencionar datos generales relacionados con América Latina en el artículo anterior, pues estos tienen vigencia igualmente para Venezuela.
"Lo primero y principal es que en la recesión internacional se reducirá abruptamente o colapsará
la inversión privada. Éste es el mecanismo más importante que hará que la economía caiga en una profunda recesión. Por lo tanto, el aspecto fundamental para enfrentar la crisis económica es emprender un programa de inversión pública que permita mantener el nivel general de inversiones en la economía. Este tipo de programas de inversión pública debería tener el objetivo inmediato anticíclico de evitar una caída de la demanda, el cual es un aspecto directamente keynesiano, y un objetivo estratégico de mejorar la eficiencia de la economía. Por esta razón, en muchos casos, la forma más fructífera de inversión es la inversión en infraestructura.
En segundo lugar, el núcleo de la actual crisis económica internacional está dentro del sistema financiero. En la mayoría de los países, entre ellos Estados Unidos, se está llevando a cabo un programa de nacionalización de bancos e instituciones financieras, entre las que se encuentran Citigroup, AIG, Fannie Mae y Freddie Mac, Royal Bank of Scotland, Northern Rock, Bradford y Bingley, etc.
Tercero, debido a la crisis financiera, se reducirá el financiamiento privado a grandes empresas, como se ha visto en el caso de la industria automotriz de Estados Unidos y otros países. Los gobiernos están interviniendo para tomar grandes participaciones accionarias o para nacionalizar completamente dichas compañías a cambio de la ayuda financiera necesaria para sostenerlas durante el bajón.
Cuarto, debido a la crisis financiera, los bancos privados reducirán drásticamente sus créditos o dejarán de concederlos a empresas pequeñas y medianas. Por lo tanto, se debe desarrollar nuevos mecanismos, a menudo pasando por encima de los bancos privados, para mantener el crédito a dichas empresas.
En quinto lugar, debido a la crisis financiera, los créditos hipotecarios se contraerán fuertemente o se agotarán; en el Reino Unido, por ejemplo, los nuevos créditos hipotecarios han caído 80 por ciento y un proceso similar está ocurriendo en Estados Unidos. Esto, a su vez, creará una crisis en la industria de la construcción. Se debe crear nuevos mecanismos de créditos para viviendas e iniciar una fuerte intervención del Estado en este sector.
Sexto, aunque estén preparados los programas de inversión estatal, es vital impedir una caída de la demanda en la economía manteniendo el nivel de vida y el poder adquisitivo de la población, a fin de proteger la difícil posición de las finanzas de las empresas durante la recesión, sin colocar sobre ellas la presión de costos salariales adicionales; esto se podría lograr mediante medidas tales como reducción del impuesto sobre las ventas o el aumento de los programas sociales del Estado.
En séptimo lugar, a pesar de estas medidas, aumentará el desempleo, en particular debido a la situación del sector privado. Se debe emprender o fortalecer acciones como la creación de puestos de trabajo y la protección de los desempleados.
Octavo, la recesión internacional ya ha conducido a una baja de los precios de las materias primas, incluyendo el petróleo, lo que provocará una reducción de ingresos en los presupuestos del Estado. Sin embargo, en condiciones de recesión, en todos los países se produce una expansión del déficit presupuestario en un sentido keynesiano y, por lo tanto, no debe haber recortes en el gasto público equivalentes a la caída de los ingresos.
A partir de esta lista de medidas clave para enfrentar la crisis económica internacional es evidente que las políticas de la oposición venezolana serían catastróficas y están completamente desfasadas con respecto a las que se están adelantando en todos los demás países del mundo; mientras tanto dicha oposición busca debilitar, en lugar de fortalecer, el papel del Estado en la economía. En todos los países del mundo se está produciendo una gran expansión de la intervención del Estado en la economía con el objeto de enfrentar la crisis financiera internacional. Por consiguiente, las políticas de la oposición venezolana empeorarían considerablemente las posibilidades de Venezuela para abordar los problemas económicos internacionales.
Dentro del contexto general ya descrito, el tema del comercio internacional ocupa una posición preponderante. Uno de los principales factores que condujo a la profunda depresión económica después de 1929 fue el derrumbe del comercio internacional. Una caída del comercio mundial también deprimiría gravemente el precio de las exportaciones de materias primas, incluyendo el petróleo, con lo que se intensificarían de manera significativa los problemas presupuestarios de Venezuela.
Venezuela y América Latina en general tienen, por ende, gran interés en mantener el comercio internacional durante esta crisis económica".
El presente artículo examina los parámetros generales y las posibilidades objetivas del comercio en Venezuela dentro del contexto de la actual crisis económica internacional.
Los rasgos generales del comercio venezolano se pueden resumir brevemente. En cuanto a las exportaciones, Venezuela sigue dependiendo en gran medida de las exportaciones hacia países industrializados y Estados Unidos en particular. Apenas se ha producido, si acaso, algún cambio marginal hacia otros mercados, pero éste sigue siendo extremadamente limitado. Éste es el punto débil del comercio de Venezuela tanto desde el punto de vista estratégico como con respecto a la necesidad inmediata de confrontar la crisis financiera internacional. Es imposible en el cortísimo lapso del que dispone el país para hacer frente a la crisis económica, el cual es cuestión de meses, diversificar la estructura de exportaciones en forma suficiente para compensar la caída del valor de la demanda de las exportaciones venezolanas que ocurrirá en Estados Unidos; es decir, no es posible encontrar otros mercados de exportación con la rapidez suficiente para compensar la caída de la demanda desde Estados Unidos. Por consiguiente, se infiere que cualquier programa para enfrentar la crisis económica, en relación con la demanda, debe centrarse en impulsar la economía interna.
En el área de las importaciones, la situación es mucho más satisfactoria. La política de importación que ha seguido el presidente Chávez va acorde tanto con las principales tendencias del desarrollo de la economía mundial en el período reciente, según las cuales una proporción creciente del comercio mundial proviene de los países en desarrollo, como con el objetivo de integración latinoamericana.
Por consiguiente, las tendencias de la estructura de importaciones de Venezuela son positivas tanto desde el punto de vista estratégico como de la meta más inmediata de enfrentar la crisis.
Considerando las exportaciones e importaciones en conjunto, se observa que la estructura del comercio venezolano ha mejorado durante los últimos diez años. Hace una década, Venezuela básicamente exportaba su petróleo hacia Estados Unidos e importaba bienes desde ese país. Es decir que Venezuela, en esencia, intercambiaba petróleo por bienes producidos en Estados Unidos.
Esta estructura comercial no diversificada no era sana y dejaba a Venezuela peligrosamente expuesta a los avatares de la economía estadounidense, un peligro que quedó claramente en evidencia en la situación actual, pues el centro de la crisis económica mundial está en Estados Unidos.
Hoy en día, por el contrario, Venezuela básicamente exporta su crudo hacia Estados Unidos, pero importa bienes desde América Latina y el Caribe y Asia. Por lo tanto, en la nueva estructura del comercio, Venezuela intercambia su petróleo por bienes de América Latina y el Caribe y de las economías en desarrollo de Asia; el hecho de que este intercambio, en términos del flujo monetario, pase a través de Estados Unidos no debe ocultar la realidad esencial de que ahora, el patrón comercial de Venezuela es más sano.
Por consiguiente, el comercio venezolano se ha desarrollado de acuerdo con las principales tendencias de la economía mundial y tiene una estructura mucho mejor que hace diez años, pero la debilidad principal que aún persiste y que tendrá un papel negativo en la crisis financiera, tal como ya se indicó, es la continua dependencia de las exportaciones hacia Estados Unidos; una situación que tardará un tiempo considerable en ser corregida.
A continuación analizaremos estas tendencias en mayor detalle.
Considerando en primer lugar la estructura de las importaciones en Venezuela (Figura 1), se ha registrado una tendencia a largo plazo que apunta a que una proporción cada vez mayor de las importaciones de Venezuela proviene de países en desarrollo, la cual se inició mucho antes de que el presidente Chávez llegara al poder. Si bien con el presidente Chávez la tendencia se ha acelerado de alguna manera, ésta no nació durante su gobierno.
Figura 1
En 1980, 86,4 por ciento de las importaciones de Venezuela provenía de países ya industrializados y apenas 13,5 por ciento de países en desarrollo. Para 2007, 56,0 por ciento de las importaciones venezolanas provenía de países en desarrollo, en comparación con 43,0 por ciento de países industrializados. Las importaciones desde países en desarrollo superaron por primera vez en 2006 las de los países desarrollados.
Analizando en forma más detallada las importaciones venezolanas por área (Figura 2), las importaciones desde América Latina en general superaron las provenientes de Estados Unidos, aunque este país sigue siendo la principal fuente de importaciones de Venezuela. En 2007, 26,6 por ciento de las importaciones venezolanas se originaron en Estados Unidos, en comparación con 42,8 por ciento desde otros países de América Latina y el Caribe.
Figura 2
Desglosadas por país, en 2007, 26,6 por ciento de las importaciones venezolanas provino de Estados Unidos. Las mayores fuentes de importaciones de Venezuela, después de Estados Unidos, se muestran en la Figura 3: Colombia, 13,5 por ciento, Brasil, 9,6 por ciento, China, 6,7 por ciento y México, 3,1 por ciento.
Figura 3
Además de las importaciones desde América Latina y el Caribe, las importaciones de Venezuela desde los países asiáticos en desarrollo también registraron un crecimiento relativamente fuerte y para 2007 representaban 11,4 por ciento del total de importaciones desde Venezuela.
Las importaciones a Venezuela desde la Unión Europea cayeron de 30,3 por ciento en 1989 a 11,7 por ciento en 2007 y el nivel de importaciones desde otras zonas es muy pequeño.
En consecuencia, la tendencia general de las importaciones venezolanas es muy clara. La fuente más importante de las importaciones venezolanas ahora es América Latina y el Caribe, complementadas por un importante comercio creciente con países asiáticos en desarrollo, lo que sigue las tendencias mundiales en general y es normal y saludable desde el punto de vista económico, además de satisfacer los objetivos de la integración de América Latina y el Caribe.
Con respecto a las exportaciones, el análisis se complica debido a una tendencia a largo plazo, la cual es anterior al mandato del presidente Chávez y apunta a que una proporción cada vez mayor de las exportaciones de Venezuela se debe categorizar como “destinos no específicos”; esta proporción se incrementó de 0,1 por ciento de las exportaciones venezolanas en 1985 a 23,8 por ciento en 2007. Estadísticamente se observa una tendencia decreciente para la proporción reseñada de las exportaciones de Venezuela hacia todas las áreas especificadas. Para manejar esta distorsión estadística, las cifras han sido calculadas tanto como porcentajes del total de exportaciones de Venezuela (es decir, incluyendo exportaciones hacia “destinos no específicos”) y como porcentaje de exportaciones hacia destinos específicos. Se verá que las cifras de exportaciones detalladas son diferentes, dependiendo de cuál sea la base de cálculo que se tome, pero las tendencias básicas no se alteran.
Como se puede observar en la Figura 4, independientemente de que se tome el total de las exportaciones o aquellas hacia destinos específicos, no se observa ninguna tendencia que indique que una mayor proporción de exportaciones venezolanas vaya hacia los países en desarrollo, similar a la que señala que un volumen creciente de importaciones proviene de países en desarrollo. Por lo tanto, se puede afirmar que la proporción de las exportaciones venezolanas que se dirigen a países industrializados no ha decrecido.
Figura 4
Considerando lo anterior en forma detallada, la Figura 5 ilustra el hecho bien conocido de que Venezuela sigue siendo muy dependiente de las exportaciones hacia Estados Unidos.
Figura 5
Esta tendencia no es tan adversa para la situación del comercio en general como podría parecer a primera vista, si se considera la diversificación de las importaciones. Si se no se toman en cuenta los flujos monetarios pero sí se incluye el intercambio de materias primas que está teniendo lugar en estos momentos, básicamente Venezuela ahora está intercambiando sus exportaciones de crudo por importaciones de bienes desde países en desarrollo, aunque este intercambio se está produciendo teniendo como intermediario el flujo financiero de la compra de petróleo por parte de Estados Unidos. Si bien esta situación no es satisfactoria, sí representa una considerable mejora con respecto al patrón anterior, según el cual Venezuela dependía de Estados Unidos tanto para sus exportaciones como importaciones.
No obstante, esta situación de dependencia de las exportaciones frente a Estados Unidos sin duda es peligrosa para la economía venezolana desde el punto de vista estratégico, como han dejado ver en forma inequívoca sus consecuencias en la actual crisis económica internacional.
El centro de la crisis financiera mundial es Estados Unidos y su economía se acerca a una grave recesión. Bajo estas circunstancias, se registrará una importante reducción de la demanda de ese país por el crudo venezolano en términos del valor comprado y muy probablemente también en cuanto al volumen físico. Por tanto, su dependencia de Estados Unidos para las exportaciones de petróleo constituye sin duda un peligro considerable para el país, tanto desde el punto de vista estratégico como dentro de la crisis financiera inmediata. Esto justifica la meta señalada del gobierno venezolano de reducir su excesiva dependencia de las exportaciones hacia Estados Unidos. Pero está claro que esta meta no se podrá alcanzar rápidamente y, ciertamente, no a tiempo para mitigar las consecuencias adversas de esta situación en una crisis económica que ya está en marcha.
Considerando las posibilidades de diversificación de exportaciones, en la Figura 5 se muestra el porcentaje de exportaciones venezolanas por países industrializados y regiones. La figura muestra cómo las exportaciones de Venezuela hacia la Unión Europea y Japón han estado disminuyendo continuamente como porcentaje del total de sus exportaciones. La proporción de exportaciones venezolanas hacia la Unión Europea cayó de 18,9 por ciento en 1980 a 7,7 por ciento en 2007; la de Japón descendió de 3,5 por ciento en 1980 a 0,5 por ciento en 2007.
Estas tendencias a largo plazo confirman cómo Venezuela sigue dependiendo de las exportaciones de petróleo hacia Estados Unidos y señalan que la Unión Europea y Japón no pueden ser mercados alternativos serios para la diversificación de las exportaciones petroleras venezolanas.
La situación de las exportaciones de Venezuela hacia países en desarrollo se muestra en la Figura 6 como porcentaje de exportaciones que se dirigen a destinos específicos y en la Figura 7 como porcentaje del total de exportaciones. De nuevo se observa que las cifras son diferentes de acuerdo con las distintas clasificaciones, pero las tendencias fundamentales siguen siendo iguales.
Figura 6
Se puede ver que el porcentaje de exportaciones venezolanas que va al Medio Oriente y a países en desarrollo de Europa Oriental es sumamente bajo. El porcentaje que se dirige a otros países de América Latina y el Caribe es significativo, pero ha estado descendiendo considerablemente: en 2007, 40,4 por ciento de las exportaciones de Venezuela hacia destinos específicos se dirigieron hacia otros países en América Latina y el Caribe, mientras que para 2007, el porcentaje había caído a 21,3. Las exportaciones venezolanas hacia países en desarrollo de Asia se habían incrementado, pero seguían siendo bajas; por su parte, el porcentaje de exportaciones hacia destinos específicos, en este caso, países asiáticos en desarrollo, creció de 0,6 en 2000 a 5,1 en 2007.
Figura 7
Los únicos países en desarrollo hacia los cuales se han multiplicado en forma significativa las exportaciones venezolanas son Cuba, básicamente a cambio de servicios de salud y de otra índole, y China. Cuba ahora recibe 3,9 por ciento de las exportaciones venezolanas hacia destinos específicos y China, 4,1 por ciento. Ante el rápido crecimiento y la enorme dimensión de la economía china, la segunda del mundo en términos reales, en principio existe un considerable potencial para que Venezuela aumente sus exportaciones hacia el gigante asiático. China es ahora el segundo mercado para las exportaciones venezolanas, aunque las exportaciones hacia este mercado siguen siendo hasta ahora un décimo de la magnitud de las que se dirigen hacia Estados Unidos. El hecho de que Venezuela tenga costas hacia el océano Atlántico y no hacia el Pacífico también es un factor limitante para las exportaciones de crudo hacia China.
Por ende, está claro que aunque se han registrado avances hacia una estructura de importaciones más satisfactoria, existen grandes dificultades para que Venezuela pueda diversificar las exportaciones y, en todo caso, éste será un proceso a mediano y largo plazo.
En suma, si bien la situación del comercio de Venezuela no es satisfactoria, se han dado grandes pasos hacia un mejoramiento de la estructura comercial del país. No obstante, aunque se trata de un importante logro desde el punto de vista estratégico, es necesario ser extremadamente realista cuando se consideran las posibilidades que ofrece el comercio con respecto a la actual crisis económica mundial. No será posible diversificar las exportaciones venezolanas a corto plazo lo suficiente para compensar, en el ámbito del comercio internacional, la grave recesión que se está desarrollando en Estados Unidos. El principal énfasis en un programa dirigido a enfrentar la crisis financiera internacional para Venezuela debe ser, por consiguiente, la estimulación de su economía interna.